El equipo Guadalajara enfrenta una crisis que de lo deportivo, ha pasado a lo legal, luego de que Ricardo La Volpe fuera acusado de acoso sexual
Al perro más flaco se le cargan todas las pulgas. Bueno, en este caso no es un perro sino una chiva. Esta vez el plano deportivo quedó rebasado por un escándalo de grandes proporciones: la acusación de acoso sexual del ahora ex técnico, Ricardo La Volpe.
Hay muchas cosas raras en todo el asunto. Lo cierto es que el seno del equipo más popular de México es una auténtica olla de grillos donde nadie se puede confiar de nadie. Es como una novela de misterio donde abundan los rumores, las acusaciones, los secretos, los hermetismos, las medias verdades o las mentiras completas.
La Volpe y el mandamás de las Chivas, Jorge Vergara, otra vez enfrentados. Ambos tienen aliados que los apoyan y defienden, y detractores que los critican y los descalifican. Lo grave de todo es que en la repartición de golpes bajos salieron a la luz asuntos que afectan al equipo, como el de los jugadores espías, la cercanía de promotores indeseables y la inestabilidad que, otra vez, enfrenta el plantel. Ahora a buscar de nuevo al “mejor técnico del mundo”, el discurso favorito del patrón.
Pero a final de cuentas, son las autoridades las que tienen que juzgar el asunto, aunque a mucha gente le encante asumir este papel. Por lo pronto, el Fiscal General del estado de Jalisco, Luis Carlos Nájera Gutiérrez, habría dicho que espera que el caso no sea un “linchamiento público” para La Volpe, agregando que el delito que se le podría imputar al acusado sería el de “atentado al pudor”. Total, como diría un conocido comentarista deportivo, “todos estamos locos”.
Chivas sufre. Aparte de tener que prepararse de cara al próximo torneo con el objetivo de salirse de la quema del descenso, ahora tendrá que adaptarse a nuevas órdenes del valiente que llegue a dirigir al equipo. Suena fuerte el regreso del “Chepo” De la Torre. Pero antes hay que ver cómo termina esta tragicomedia rojiblanca. EC
