La marca coreana apuesta fuerte por el carismático SUV compacto con cuatro versiones, incluyendo una eléctrica a partir de 33.500 dólares
En la carretera, como en la vida, es importante encontrar un punto de equilibrio. Ni un gigante con una capacidad infinita de contaminar a cada paso ni un vehículo con la sensación de fragilidad de un caballo de cartón en el baño, y más en las autopistas de Estados Unidos donde la obsesión por el tamaño —cuanto más grande, mejor— sigue siendo parte del acervo cultural. El Hyundai Kona parece haber llegado para quedarse precisamente por eso, por ser una propuesta razonable en términos de tamaño y a un precio asequible, un SUV amplio de cinco plazas que en ningún momento pierde su esencia de coche compacto.
En 2024 seguirá siendo uno de las principales baluartes de la marca coreana. Estará disponible en versiones eléctrica, SEL, limitada y en categoría deportiva con un prominente alerón trasero y asientos de cuero, la N Line. Pero la clave parece residir en el modelo a pilas, parte de la apuesta de Hyundai en su camino hacia la electrificación de su flota y un aumento en la ventas de sus modelos menos contaminantes. El incremento en ese aspecto ha sido exponencial. Si en 2018 la facturación de sus coches eléctricos representaba un 0.1% del total, en 2023 se ha elevado hasta el 7,3%. El cambio es notorio. El camino a seguir, también.
Desde su introducción en 2017, el Hyundai Kona se ha ganado una reputación por su combinación de estilo, tecnología y precio asequible. Y lo sigue siendo. El precio en su versión más básica para el modelo de 2024 arranca en 25.450 dólares, una cifra moderada teniendo en cuenta los tiempos de inflación disparada que corren.
El vehículo, que lleva el nombre del distrito de Kona en Hawái, fue diseñado para evocar una sensación de aventura y libertad, a caballo entre el explorador urbano y el entusiasta de las actividades al aire libre.
El modelo 2024 que ya está a la venta ha dado un paso más en esa dirección. Llega con ligeros toques en su diseño, con líneas cruzadas en los laterales y una frontal con una luz horizontal de extremo a extremo que le dota de una personalidad imponente. De entrada se hace un vehículo aerodinámico y agradable al ojo. Además es ligeramente más grande, con mayor espacio entre sus dos filas de asientos y un espacio de carga generoso.
Por dentro, sencillez y minimalismo. Es lo que impera ahora. Tesla parece haber marcado tendencia en ese aspecto. El Hyundai Kona cuenta con un panel frontal integrado junto al volante del conductor que consiste en una pantalla táctil desde donde se opera todo: sistema de navegación, aire acondicionado, sistema de entretenimiento y Apple Play, perfecto para los dueños de iPhone. La conexión al carro es instantánea.
En cuestiones de manejo es un vehículo cumplidor. No ruge ni impresiona pero el trayecto a bordo siempre es placentero. Dos fueron las versiones probadas por un grupo de periodistas —incluyendo al que suscribe— en Carolina del Sur la semana pasada, y ambas responden de forma óptima en carretera y por la calles del viejo Charleston. La versión SEL viene equipada con un motor de 2 litros, cuatro cilindros y 147 caballos de potencia frente a la N line, con 1,6 litros, motor turbo y 190 caballos de potencia.
La fusión no solo es óptima con Charleston y el encanto del Lowcountry sureño. Son muchas las regiones del país que encajan con un modelo que confirma la transformación en términos de prestaciones e imagen de Hyundai: de paria del sector a marca seria y confiable.
