¡Prevéngala!
Es sencillo, adopte buenos hábitos alimenticios, de esa manera sus hijos lo aprenderán desde temprana edad:
Vuelva a sus raíces, es decir, ingiera más alimentos preparados en la casa.
Olvídese de la comida rápida que por lo general sólo aporta carbohidratos y grasas, mas no las vitaminas y minerales necesarios para el óptimo funcionamiento del organismo.
La poca disponibilidad de tiempo no debe ser la excusa: dedique un día de la semana a preparar alimentos variados para las comidas de toda la semana, refrigérelos, caliéntelos y disfrútelos con su familia.
Para las meriendas prepare ricas ensaladas de frutas y sírvalas con yogur o cottage cheese.
Evite el sedentarismo. Salga a caminar con sus hijos durante algunos minutos. Incítelos a participar en juegos al aire libre y súmese usted porque debe ser el ejemplo para sus hijos.
Disminuya la cantidad de frituras, el exceso de azúcar en los alimentos y la excesiva ingesta de sodas.
Promueva los jugos o aguas de frutas naturales, así como la leche descremada, el pan integral, las verduras, las hortalizas y las frutas.
Acostumbre a cada miembro de la familia a llevar su comida al colegio o a su lugar de trabajo.
No permita que se salten ninguna comida. Los expertos en nutrición aconsejan ingerir las tres comidas (desayuno, almuerzo y cena), así como dos meriendas. El problema no se encuentra en el número de veces que come sino en la calidad y cantidad de alimentos que ingiere.
Comer los alimentos preparados en la casa previene la obesidad o el sobrepeso, son fuentes de buena alimentación y proveen de las vitaminas necesarias para el organismo.
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