Y no parece un asunto de mucha monta, pero hasta el Los Angeles Times le dedicó un artículo al asunto el pasado domingo —pese a que el principal diario de la ciudad no suele destinarle demasiado espacio al fútbol. Ya dicen que se parece al Che Guevara, que su barba va camino de convertirse en la de Billy Gibbons, el cantante de ZZ Top, además de incluirle en otras listas más selectas junto al ex presidente estadounidense Abraham Lincoln.
Pero no sólo ha sido una cuestión local la de este hombre, otrora la estrella más en boga de Hollywood fuera de los estudios de cine y ahora odiado por su público tras sus reiterados intentos de marcharse definitivamente al Milán, sino que fue tema de mucho interés en Inglaterra, donde también diarios como el Times de Londres le han dedicado cuantiosos epítetos a su nuevo ‘look’.
Han dicho de él que “su barba es terrible”, casi “irrisoria”, “rudimentaria, demasiado larga y arrugada”, que se parece a un explorador polar o incluso a Wolverine. De todo le ha caído.
Algunos incluso han llegado a sugerir que el inglés se había unido a los talibán después de dejarse el pelo rapado y lucir una barba negra, muy al estilo de algunos de los miembros de la milicia afgana.
Pero a la ex estrella de Manchester United y Real Madrid poco le importan los comentarios. “Ahí seguirá la barba durante un tiempo”, comentó el inglés al respecto, quien no descarta que empiece a seguirle una legión de admiradores en la nueva moda, tal y como hicieron muchos de los fanáticos de los Memphis Grizzlies cuando Pau Gasol era la estrella del equipo con su característica barba poco poblada.
Algunos comentaristas deportivos ya especulan con la posibilidad de que Beckham se deje el experimento puesto hasta el Mundial de Sudáfrica a modo de superstición, como un amuleto imprescindible para que el técnico italiano no le deje fuera de la lista de los elegidos. De momento no es titular aunque cuenta con una plaza en el banquillo, y en el último encuentro ante Bielorrusia se ganó los calificativos positivos de la prensa como el jugador más valioso del choque. Quizá haya empezado a funcionarle el amuleto, quien sabe.
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