Cuauhtémoc Blanco es dueño de su propio destino

Pepe Penales. Los Angeles | 20 de enero de 2012

 
Muchos piden su retiro. Dicen que es una pena que uno de los grandes ídolos del fútbol mexicano se aferre a glorias pasadas y siga haciendo el ridículo en una competencia más ruda y menos técnica, como la que se juega en la división de ascenso.

 

Lo que un día fue, no será. La frase cae como anillo al dedo a la situación que atraviesa el “ave de las tempestades”, que este año logró contratarse con los Dorados de Sinaloa.

 

Proveniente de Irapuato, y antes de Veracruz, el “Temo” no encuentra acomodo en el máximo circuito. Ni siquiera el equipo de sus amores, las Aguilas del América, le dio cobijo para tal vez prepararle el partido homenaje que tanto se merece. Un anhelo que sin duda está en la cabeza de Blanco y que sería el colofón perfecto para su brillante trayectoria.

 

Con tres mundiales en su haber, Cuauhtémoc impuso desde el principio de su carrera, en diciembre del 92, un estilo aguerrido. De barrio bravo. De cascarita. De atrevimiento. Pero con talento. Con ese temperamento obtenido en las calles, al “Cuau” nunca le temblaron las piernas para echarse el equipo al hombro y motivar a sus compañeros como un general a sus huestes en el frente de batalla.

 

La picardía era una de sus armas predilectas, cuando se supone que al hacerte profesional dejas de lado los trucos que se aprenden con los cuates de la infancia. No, el “Temo” tenía muchos y no los escondía.

 

Pero las horas del de Tlatilco están contadas, aunque será él quien decida el momento del adiós. Las críticas le llueven a granel. Los bien intencionados quieren que se retire con dignidad, no sufriendo el escarnio de la burla de sus enemigos. Para nadie es un secreto que si lo siguen contratando ya no es por su fútbol, sino como imán de taquilla, como imagen para llevar gente a los estadios. El lo sabe y si se mantiene en las canchas es porque ama el deporte y no es tan fácil abandonar al amor de su vida.

 

Para que esto ocurra con todas las de la ley, el América debería abrirle las puertas para darle su partido de despedida. Es una deuda que tiene con Cuauhtémoc. EC

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