Los Rayados deben y pueden mejorar

rayados_de_monterreyLa desesperación cunde en los aficionados del Monterrey por los malos resultados del equipo, pero es muy precipitada la condena

Pancartas. Amenazas. Piñatas con forma de grillo y signos de pesos. El Barrial fue escenario de la inconformidad de algunos aficionados de los Rayados del Monterrey. Las recriminaciones apuntan directamente a ciertos jugadores. Les piden compromiso y más fútbol.

Víctor Manuel Vucetich no se alarma. Dijo que los medios exageran y la gente se deja llevar por eso. Lo cierto es que una mala racha cualquiera la tiene. Hay que tener en cuenta que apenas van seis partidos, tres de ellos han sido derrotas. Entonces se comienza a hablar de crisis y se encienden los ánimos.

Se habla de que los reclamos de la gente tienen destinatario, aunque no se han mencionado nombres. Walter Ayoví y “El Chelito” Delgado han sido abucheados y silbados. ¿Será con ellos el enojo o con todo el plantel en general?

Se acostumbraron a estar en la cumbre. La Pandilla tiene lo necesario para estar entre los primeros, pero otra vez, cualquiera tiene un mal momento. Lo tuvo Tigres la temporada pasada y hoy es el mandón del torneo.

El cuadro regio no ha tenido grandes cambios en su nómina. Lo que necesita es una o dos victorias que le dé confianza. El talento lo tiene en hombres como el propio Ayoví, Delgado, De Nigris, Zavala, Basanta, Orozco y “El Chupete” Suazo, entre otros.

Parece muy pronto para reclamar tan airadamente. Se vale estar inconforme, pero se han olvidado muy rápido de las alegrías y títulos que ha logrado el equipo de la Sultana del Norte. No recuerdo que esto hubiera pasado en otros tiempos. Los aficionados regios son de los que más apoyan a su equipo pierda o gane. Da la impresión de que es una calentura del momento y que es cosa de algunos cuantos.

Por lo pronto, los pupilos de “Vuce” tendrán tres rivales a modo para levantarse. Puebla, Querétaro y León, en ese orden, con el primero y el tercero en el Tecnológico. Si no les gana la ansiedad y la presión tienen tres oportunidades para salir del hoyo y contentar a su gente. Los buenos resultados cambian caras y silbidos por aplausos. Pero no hay que condenarlos tan pronto. La Pandilla no se lo merece… no todavía. EC

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