Los estudios demuestran que muchos se enfrentan a un mayor riesgo debido a la presión y el colesterol alto, a la diabetes, el exceso de peso y la falta de actividad física. Mientras que la presión alta es un factor de riesgo importante para los ataques al cerebro, las personas que se hacen cargo de su presión pueden ayudar a reducir su riesgo.
Cada 53 segundos, alguien en los Estados Unidos sufre un ataque al cerebro. Cada 3.3 minutos, alguien muere por esa causa. Los ataques al cerebro son la tercera causa principal de muerte después de las muertes por enfermedades del corazón y por cáncer y es una causa importante para la incapacidad grave a largo plazo.
La Asociación Americana del Corazón invita a la comunidad latina a eliminar los factores de riesgo de ataques cerebrales, a que conozcan las señales de aviso y los síntomas de los ataques al cerebro, y les urge a que consigan ayuda médica inmediatamente al menor síntoma.
Síntomas de un ataque al cerebro
- Falta de sensación o debilidad repentina en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
- Confusión repentina, dificultad para hablar o entender.
- Dificultad repentina para ver con uno o los dos ojos.
- Dolores de cabeza fuertes y repentinos, sin causa conocida.
Cada segundo cuenta. Cualquier persona que vea o sienta alguno de estos síntomas debe llamar al 911 inmediatamente. El tratamiento puede ser más eficaz si se recibe rápidamente. La detección temprana y el tratamiento inmediato de un ataque al cerebro puede prevenir algunas de las lesiones al cerebro. El “Tissue plasminogen activator (TPA)” (activador de plasminógeno tisular) es una droga que puede ayudar a reducir la incapacidad por ataques al cerebro y, para que sea más eficaz, debe administrarse al paciente durante las tres primeras horas de iniciarse los síntomas de un ataque al cerebro.
Un ataque al cerebro es similar a un ataque al corazón. Ocurre cuando un coágulo u otra partícula bloquea o hace reventar un vaso sanguíneo que lleva oxígeno y nutrientes al cerebro. Esa ruptura o bloqueo hace que parte del cerebro no reciba el oxígeno que necesita. Sin oxígeno, las neuronas (células del cerebro) en esa área no pueden funcionar y mueren en unos minutos. No puede funcionar la parte del cuerpo que esas células controlan, lo que a veces puede ocasionar la muerte.
Los ataques al cerebro se pueden prevenir en gran parte teniendo hábitos de vida saludable, los cuales reducen el riesgo de las enfermedades del corazón y de los ataques al cerebro, controlando la presión alta, manteniendo niveles de colesterol saludables, comiendo alimentos bajos en grasa saturada y haciéndose chequeos médicos regulares.
Un ataque al cerebro no es un problema sin esperanza. Hay muchos tratamientos y terapias de rehabilitación que pueden ayudar a los sobrevivientes de ataques al cerebro y a sus familias a recuperarse y a enfrentarlos.
Si desea obtener más información sobre el derrame cerebral llame al 1(800)242-8721 o visite www.StrokeAssociation.org
Proporcionado por la Asociación Americana del Corazón