Si el estilo de comunicación de la familia incluye interrumpir a los adolescentes en medio de una oración, criticar sus opiniones, decirles qué deben pensar e insinuarles que sus sentimientos son erróneos entonces espere crear un adolescente con temores y, eventualmente, con rabias. Muchos de estos jóvenes se vuelven apáticos. Esto fácilmente los lleva a unirse a con pandillas, a consumir drogas o alcohol, así como a abusar de otras personas para sentirse importantes y ganar el respeto en una necesidad desesperada de controlar algo en sus vidas. Otro tipo de reacción, totalmente diferente, es cuando el adolescente termina por “aceptar” todo lo que sus padres dicen, volviéndose retraídos, cometiendo un error tras otro, obteniendo las más bajas calificaciones y alimentando un futuro sin esperanzas de progreso.
Considere lo siguiente
1.Controle su impulso de cortar las oraciones de sus hijos, aún y cuando no esté de acuerdo o no le guste lo que están diciendo.
2.Comprométase a no interrumpir a otra persona cuando esté expresando su opinión.
3.Evite expresiones como “Estás equivocado”, “No deberías pensar de esa manera” “No puedo hablar contigo”. En lugar de eso trate de decir: “No me siento confortable con eso”, “Por ahora acordemos que estamos disconformes”, “Necesito unos minutos y después terminamos esta conversación”.
4.Discipline sus emociones y trate de no perder su compostura. El mal genio a veces causa palabras hirientes, crea recelo y resentimiento y deja una profunda herida en los adolescentes.
Lenguaje corporal
El lenguaje corporal, en ocasiones, expresa mucho más que las palabras. Así tenemos que cuando tiene las manos en las caderas, está un poco inclinado y tiene una expresión fría en el rostro está mostrándole al joven poder e irritación, disgusto y deseo de controlar la situación. Ningún adolescente se sentirá seguro respondiendo a una persona con este tipo de actitud. Es mejor tratar de relajarse y llevar una conversación más amena que sí pueda llevarlo a la solución del problema.?
