Unas empresarias singulares

 

 

Lleva la cabeza alta y hace gala de su profesión con orgullo, el que dicen es el oficio más antiguo del mundo: la prostitución. Ahora, Gabriele Leite ya no ejerce, pero muchas de las cosas que llevan su firma le hacen un guiño a su antiguo mundo, em-pezando por su colección de ropa que ha ayudado a mantener la ONG que fundó hace años en Río de Janeiro, Davida.  

Las prendas que venden y que cada año causan sensación en las pasarelas de moda cariocas, se llaman Despu (prostituta en por-tugués), una colección surgida de la necesidad de mantener el organismo de prevención del sida y defensa de los derechos de las prostitutas, que hoy en día está compuesto por más de 5.000 mujeres.

Pese a que la intención de Leite era más de corte humanitario que empresarial, sus atrevidos diseños se venden bien en Brasil, inspirados en una tienda de ropa de lujo de Sao Paulo, Daslu. Lo de Despu son prendas desenfadas y atrevidas, «pero sin caer en la vulgaridad», como explica Leite a un diario brasileño.  «Son ropas insinuantes y sensuales».  

Esas blusas de algodón con conchas marinas y motivos marineros, minifaldas y vestidos de noche, ayudaron a dar notoriedad a las mujeres de la calle en Brasil y generar fondos para la prevención de enfermedades de transmisión sexual. Y eso que sólo es el principio, pese a que arrancaron con la moda en 2005.

«Estamos comenzando. Vamos a producir ropas para usar en el hogar y en la calle, ropa de descanso, de fiesta y también de activismo. No discriminamos a las mujeres de otras profesiones, mucho menos a los hombres, pues para ellos también estamos haciendo camisetas. Nuestro objetivo es producir moda», explican en su página oficial.

Leite, que está casada y tiene dos hijos y dos nietos, sabe que parte del éxito de la marca y su organización es el morbo que gene-ran las prostitutas como empresarias, aunque ha sabido explotarlo sin pena. Dice que es un profesión como cualquier otra y que la suya fue una decisión consciente.

«Era una tontita que quería aprender más. Y descubrí que ser prostituta era una forma de conocer muchas cosas. Que quería trabajar en la noche», explica Leite en una entrevista con el diario Clarín de Argentina.

«Yo creo que todo el mundo elige. No existe alguien que no elija algo en su vida. Si no fuese una cuestión de elección, habría muchas más putas de las que existen. Todo el mundo que sufre por necesidades de
dinero estaría en la prostitución y eso no es verdad. Las personas eligen hacer otras cosas también», asegura.

Su manera de ser honesta ha servido para sacar a muchas de sus compañeras de las sombras, que empezaron a diseñar camisetas para Daspu y que durante la semana de la moda en Río en 2005 desfilaron en una plataforma improvisada hasta hacerse un hueco en el certamen.

Hoy, con modelos de la calle y travestis, son una de las sensaciones del desfile, no sólo de Río, sino de Sao Paulo, habiendo llegado incluso hasta Milán. Para Leite, además del dinero que genera la empresa sin ánimos de lucro, lo importante es la confi-anza que genera entre las mujeres por sentirse parte de algo importante. Son prostitutas cierto, pero también empresarias y mujeres de éxito. EC

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