Los Globos de Oro se redimen con González Iñárritu

“The Revenant” se llevó tres de los cuatro premios a los que aspiraba, desbancando a películas superiores como “Carol”,  “Spotlight” o “Mad Max”

México volvió a tener una noche rotunda en Hollywood, liderado por un dúo para la historia del cine y del país azteca, la simbiosis de dos cuates que después de maravillar al personal con aquel pájaro teatral en Broadway, se embarcaron en un viaje gélido por el norte de Canadá, Estados Unidos y Argentina para retratar la historia de un cazador, de un hombre traicionado.

Leonardo DiCaprio aceptó el reto planteado por Alejandro González Iñárritu y su particular “maestro de la luz”, Emmanuel Lubezki, y juntos firmaron un ejercicio difícil de obviar como “The Revenant”, encumbrado por la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood en su gala anual de Los Angeles.

En total fueron tres premios de cuatro nominaciones, con el galardón a mejor película dramática, el de mejor director para Iñárritu y el de mejor actor para DiCaprio, que podría lograr, al final, el tan ansiado Oscar en unas semanas.

Iñárritu, que el año pasado no convenció a la prensa extranjera con “Birdman”, tuvo más éxito del esperado, superando a películas en principio superiores como “Spotlight”, “Carol” y “Mad Max”. Lo suyo lo describió como “el viaje más difícil en el que me he embarcado”, en un rodaje complejo bajo condiciones meteorológicas difíciles de ignorar, aunque, dijo, mereciendo mucho la pena el esfuerzo. “El dolor es temporal, pero una película es para siempre”, sentenció.

The Martian fue la otra gran ganadora de la noche.
The Martian fue la otra gran ganadora de la noche.

La otra ganadora de la noche fue “The Martian”, en el gran exabrupto de la gala. Fue premiada como mejor comedia o musical, sin que sea, claramente, ninguna de las dos cosas. Además de ese galardón, Matt Damon tuvo sus segundos de gloria, 30 para ser exactos, como mejor actor de comedia. Le dio las gracias a Ridley Scott por haberle preferido por delante de tantos otros grandes nombres, a la espera de saber si la Academia de Hollywood le hace un hueco entre sus nominados la semana que viene.

También en el capítulo individual sorprendió la omisión de la prensa foránea, otorgándole el premio de mejor actriz de drama a Brie Larson por “Room”, lejos de la grandeza de Cate Blanchett en “Carol”.

Y una vez más, Jennifer Lawrence fue la predilecta de los periodistas adictos al ‘junket’, joven, guapa y rotunda en una de las peores películas de David O. Russell, “Joy”. Cierto es que la competencia no fue especialmente dura en la categoría de mejor actriz de comedia, con Melissa McCarthy, Maggie Smith, Amy Schumer y Lily Tomlin como rivales.

En cuestiones de guión, se impuso el talento de Aaron Sorkin por “Steve Jobs”, una cinta que en manos de Danny Boyle parece no haber tenido tanto juego como se esperaba. David Fincher, siempre, en el recuerdo.

Como mejor película extranjera, la soberbia “Son of Saul”, de Hungría; “Inside Out” logró derrotar a “Anomalisa”, obra maestra de Charlie Kaufman, como mejor cinta animada, y Ennio Morricone le dio gloria y satisfacción a Quentin Tarantino con la mejor banda sonora por “The Hateful Eight”. Comparó al italiano con Mozart y Schubert.

También fue una noche emotiva para Sylvester Stallone, que casi 40 años después de llenarse de gloria con “Rocky”, volvió a subir a un escenario para recibir un galardón por la sexta entrega de esa saga, “Creed”, revitalizada por Ryan Coogler, el responsable de la notable “Fruitvale Station”. Stallone optó por darle las gracias a su “amigo imaginario”, al mejor que ha tenido, “a Rocky Balboa”.

En categoría femenina, el Globo de Oro fue para la británica Kate Winslet por su trabajo en “Steve Jobs”. Nada que refutar por ese lado.

A caballo con el cine, estuvo siempre la televisión toda la noche. “Mr. Robot” se impuso como mejor serie dramática y “Mozart in the Jungle” le dio la gran alegría a los estudios Amazon al llevarse el premio a la mejor comedia. Gael García Bernal se hizo con el premio a mejor actor por su papel en la serie, un trabajo inspirado en el venezolano Gustavo Dudamel.

Jon Hamm se despidió con un premio al mejor actor en categoría de drama por la última temporada de “Mad Men”, un bonito detalle por parte de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood. Después llegó la sorpresa de la noche, el premio a Lady Gaga por su papel en “American Horror Story: Hotel” como mejor actriz para una película o miniserie de televisión. Emocionada y nerviosa, alcanzó a decir que siempre quiso ser actriz antes que cantante, “pero la música dio resultado antes”. Era su primera nominación a un Globo de Oro. Un debut extraordinario.

En cuanto a Ricky Gervais, el presentador elegido para la ocasión, decir que su discurso de salida fue más bien tenue. Es decir, que se dejó vivo a casi todo el mundo, pese al miedo escénico que había entre muchos de los asistentes. Y eso que empezó insultando al personal, con cerveza en mano y una sonrisa siniestra en el rostro. Tan solo Ben Affleck salió mal parado. Aprovechó una salida de Matt Damon al escenario para recordar que el actor era la única persona a la que Affleck nunca le ha sido infiel.

Dos horas más tarde, ya con unas cuantas cervezas encima, se redimió con un memorable encuentro con Mel Gibson sobre el escenario. El intercambio de golpes fue poderoso, con Gervais imponiéndose a los puntos. “Preferiría tomarme algo esta noche en el hotel con Mel Gibson antes que con Bill Cosby”, le dijo. El chiste de una noche sin mucha historia. Una gala excesivamente larga —como se encargó de señalar el propio británico— y sin dejar grandes pistas sobre lo que puede pasar en el futuro, en los Oscar, en los premios que realmente importan. EC

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