Monterrey recibe a Tigres para definir al campeón en un partido que no sale de la ciudad pero que tendrá un trasfondo completamente distinto
El ambiente en el Volcán enchinaba la piel de dos formas: de frío y de emoción. Tigres y Monterrey se enfrentaron en el primer capítulo de su final soñada, una que supuestamente al resto de las aficiones poco importa pero que de seguros estaban pegados al televisor para ver esta guerra fraticida.
A pesar de las condiciones climatológicas se pudo ver un duelo intenso y de mucha entrega. Hubo pocos errores. De ahí surgieron los dos goles del encuentro, uno por cada bando; eso habla de lo pareja que está la final en cuanto a plantillas y fútbol.
Tigres se vio mejor, sus delanteros lo intentaron más. Gignac pegó una en el palo que hubiera sido el gol de la ventaja. Valencia luchó a mil por hora y se lució con su gol de penalti. Aquino era un pistón por su costado. Del otro lado el que decepcionó fue Avilés Hurtado. Nunca pudo encontrarse. Tampoco Funes Mori, quien se la pasó en una guerra personal con los defensores felinos. El único que probó fue Dorlan Pabón.
El domingo se define todo. Rayados tendrá ahora el apoyo de su gente. La otra mitad de una ciudad que ha acaparado le hegemonía del balompié nacional. Además del empuje desde las butacas, Monterrey buscará aprovechar la ausencia de Hugo Ayala por expulsión, quien seguramente será sustituido por Francisco Meza. Aparte de eso, será una calca del primer partido.
Los errores podrían definir el título. Los felinos tienen más banca, por si necesitan un recambio de ideas y de piernas. Lo malo es que también tienen al meta Nahuel, quien nunca falla con pifias en momentos importantes, o si el “Tuca” no amarra a sus fieras para buscar la tanda de penales.
Si esta vez Avilés sale conectado, puede ser clave en el resultado a favor de los de casa; claro, mientras que Gignac, Aquino, Valencia o Vargas no recuperen el olfato goleador e incline la balanza del otro lado.
Monterrey está de fiesta, pero solo una parte de la ciudad celebrará. ¿Serán los que apoyan a la Pandilla o sus vecinos que le van a los “Ti-gue-res”? EC
