El temperamento mal encausado puede herir a los demás. Estar enojado, frustrado o triste no te da derecho de maltratar a otros.
Becky Krinsky – Life Coach, fundadora de Recetas Para la Vida
Se vale estar enojado y mostrar un mal temperamento. Cada uno tiene el derecho de sentirse molesto o agobiado. Todo se vale, sin embargo, porque yo estoy preocupado, nervioso, molesto, etc.. tengo el derecho de hablar mal o tratar despectivamente.
Mis sentimientos son míos, y mi forma de reaccionar no debe de ser una excusa para aprovecharme y desquitarme con nadie. Más aún, nadie tiene que hacerse cómplice o víctima de los sentimientos o los problemas ajenos.
Es importante estar consciente y poder identificar la forma de sentir propia y tener la fortaleza para poder separar las conductas de los demás, para que uno no se convierta en un blanco donde otros depositen sus frustraciones, su dolor o su malestar.
Cada individuo posee el derecho absoluto de experimentar, expresar y vivir sus emociones; sin embargo, los sentimientos propios no dan derecho de exponer o reaccionar de manera descontrolada, agresiva o creer que se tiene el poder de herir a otros.
Afirmación personal para no reaccionar mal ante el malestar ajeno:
Puedo enfrentar el maltrato con dignidad, firmeza y autocontrol. Digo «no» a las voces elevadas; me separo del sarcasmo y de los juicios hirientes. Mi poder reside en mantener la calma y proteger mi tranquilidad.
Cómo cultivar el autocontrol y poner límites para protegerse del maltrato:
1. Uno debe de ser responsable ante su forma de sentir y actuar. Los sentimientos personales son genuinos, intrínsecos y absolutamente válidos; no deben ser arrojados al aire, esperando que otros los atrapen, los descifren o los tengan que cargar.
2. Establecer límites claros sin culpa ni justificaciones, permite que cada uno se exprese sin tener que lastimar a otros. Es importante mantenerse firme y definir claramente las fronteras personales ante situaciones que provocan incomodidad o inseguridad.
3. Practicar la paciencia ante las provocaciones. Aceptar que cada persona tiene derecho de sentir lo que siente pero eso no quita la responsabilidad personal para poder reconocer las emociones propias y mucho menos para caer o dejarse llevar por el maltrato.
Con información de www.recetasparalavida.com. EC