Hay que tener discernimiento al elegir las batallas en las que nos involucramos, recordando que no todas merecen nuestra participación
Becky Krinsky – Life Coach, fundadora de Recetas Para la Vida
A menudo, nos encontramos con la tentación de asumir las luchas de otros, especialmente cuando estamos lidiando con nuestras propias frustraciones. Es fundamental recordar que no todas las batallas merecen ser adoptadas, y debemos aprender a discernir cuándo vale la pena unirse a una causa.
Es fácil buscar refugio en las luchas ajenas cuando no sabemos cómo enfrentar nuestros propios sentimientos de frustración, malestar o tristeza. A veces, la forma más cómoda de lidiar con estos sentimientos es desquitarnos con personas cercanas, culpar a causas más visibles o etiquetar a otros como tóxicos.
Cuando sentimos que la vida no ha sido justa con nosotros y no encontramos una forma constructiva de manejar nuestras emociones, proyectamos nuestro dolor y adoptamos el sufrimiento de otros como una vía para expresar nuestro propio malestar de manera más impactante.
Por lo tanto, es esencial mantener una perspectiva crítica y ejercitar el discernimiento al elegir las batallas en las que nos involucramos, recordando que no todas merecen nuestra participación.
Afirmación personal para elegir las batallas necesarias:
Tengo el poder de discernir cuáles batallas abrazar y cuáles dejar ir, reconociendo que no es necesario pelear todas. Me comprometo a luchar con convicción en causas que resuenen con mi autenticidad y valores. Elijo responsabilizarme de mis emociones, procesarlas y buscar soluciones constructivas en lugar de prestar mis batallas emocionales a otros.
Cómo elegir las batallas que se deben pelear:
1. Elegir las batallas implica la fortaleza de reconocer que no todas merecen ser peleadas. Aceptar que hay situaciones y personas que no se ganarán a través del conflicto. Hay que encontrar estrategias pacíficas para resolver esos problemas.
2. Las batallas no deben comprometer nuestra integridad personal. Es fundamental luchar de acuerdo con nuestros valores y principios, sin perder nuestra positividad ni nuestra ética en el proceso.
3. No es necesario imponer, maltratar, humillar o desacreditar a los demás. La lucha debe basarse en hechos claros y objetivos, nunca en opiniones o emociones descontroladas.
Con información de www.recetasparalavida.com. EC