La epidemia de las armas de fuego

Cuando hablamos de California las estadísticas empeoran. En el 2002, el estado dorado tuvo 4,375 víctimas por lesiones causadas por pistolas, revólveres y otras armas, de los que casi el 54% eran jóvenes menores de 25 años.

Lo terrible de todas estas cifras es que representan tan solo a los hospitalizados a causa de los disparos, sin sumar los que murieron en los incidentes y nunca llegaron al hospital.

Perfil de la víctima

La mayoría de estas víctimas son varones, jóvenes —como ya dijimos— y pertenecen a grupos de población considerados “minorías”, estos son latinos, afro-americanos, asiáticos, etc. Los hispanos son el grupo demográfico con mayor número de heridos por armas de fuego en las amplias zonas de Los Angeles y Riverside.

Otra de las tristes características es que aumentan durante el verano. Ello es debido a las vacaciones estivales y al gran número de adolescentes fuera de la escuela, sin vigilancia ni programas educativos a los que acudir.

El motivo más habitual del disparo de un arma es el asalto, seguido de accidentes, intervenciones legales de las fuerzas del orden y, por último, un pequeño porcentaje de suicidios.

Gasto emocional y económico

Los efectos de esta violencia conciernen a los heridos directos, familiares y contribuidores de impuestos. Sí, se estima que en 1999 los centros de emergencia de L.A. gastaron más de $58 millones al tratar a los heridos por este tipo de armas. A esto hay que sumar los gastos para aquellos pacientes que quedan con traumas de por vida (más de $1 millón por incapacitado). Todo este dinero sale de los impuestos que los ciudadanos pagan al estado cada año.

La verdad al descubierto

Tras leer estas estadísticas tenemos dos opciones: continuar pensando “a mí no me pasará” o tomar acción frente al problema.

Tome conciencia. Si tiene una arma de fuego en casa descárguela, guárdela en una caja de seguridad donde los niños no alcancen y conserve la munición bajo llave en otro lugar secreto. También es importante que evite regalar a su hijo armas de juguete, pues el mensaje que le está dando es que éstas son aceptables.

Aconseje a los adolescentes que se alejen de cualquier persona que tenga un arma de fuego (un 80% de las personas asesinadas por un arma de fuego conocían al individuo que los disparó). Pídales que comuniquen enseguida a un adulto de la existencia de ese arma. En caso de disparos deben agacharse y cubrirse, alejarse de las ventanas, esperar a que llegue ayuda o en caso contrario llamar al 911.

Si necesita más información póngase en contacto con la organización Women Against Gun Violence; fundada con el objetivo de educar al público, reguladores de leyes y medios de comunicación acerca de las consecuencias humanas, financieras y de salud de la violencia producida por las armas de fuego.

Women Against Gun Violence, P.O. Box 1501, Culver City, CA 90232-1501/ (310) 204-2348/ https://www.wagv.org 

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