¿Tristeza común por regresar a la escuela o síntomas de una afección más grave?

Un pediatra habla de cómo descubrir una condición en los niños semejante a la tristeza que podría requerir atención médica especializada

Para muchos niños, especialmente los más pequeños, el regreso a la escuela es un momento difícil que puede durar varios días. El llanto y la sensación de tristeza y soledad son comunes durante esta etapa inicial, pero algunas veces esos síntomas pueden ser señal de una condición diferente que puede requerir atención médica especializada.

Dr. César Ochoa
Dr. César Ochoa

El Dr. Cesar Ochoa, Director de Pediatría Conductual y del Desarrollo en Sinai Guerin Children’s explicó cómo los padres y cuidadores pueden diferenciar entre un sentimiento común de una afección más grave.

Si un niño tiene problemas para adaptarse a la guardería, el preescolar o la escuela primaria, ¿cuándo deben los padres y cuidadores buscar consejo médico?

Siempre que la escuela exprese inquietudes, es importante buscar asesoramiento de inmediato. Las escuelas tienen el deber de evaluar a los niños y brindar servicios de apoyo, y el pediatra de un niño puede apoyar. Un pediatra puede ayudar a las familias a comprender lo que podría estar sucediendo y ayudarlos a acceder a los servicios disponibles públicamente.

¿Qué comportamientos deberían preocupar a los padres y cuidadores?

Cuando hay preocupaciones de la escuela sobre comportamiento disruptivo o dificultades de regulación emocional, es importante tomar nota. Cuando un niño no quiere ir a la escuela, eso también es una señal de alerta. A la mayoría de los niños les gusta la escuela; es un lugar donde pueden interactuar con otros niños y crecer como individuos.

Niña latina en un salón de clases
Las escuelas tienen el deber de evaluar a los niños y brindar servicios de apoyo.

Recomendaría mantener informado al pediatra, para que pueda hacer una evaluación y, si es necesario, derivar al niño a un especialista. Un especialista intentará comprender la situación y proponer intervenciones significativas.

Por ejemplo, algunos niños pueden tener dificultades debido al trastorno por déficit de atención/hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés), que afecta del 6 % al 11 % de los niños en los EE. UU. A veces, la afección tiene signos evidentes y puede manifestarse cuando el niño comienza la guardería o el jardín de infantes. El TDAH se describe popularmente como «rebotar en las paredes» y rápidamente llama la atención de los maestros.

En algunos niños, sin embargo, los signos del TDAH son diferentes. No están rebotando en las paredes, pero pueden tener problemas para prestar atención y soñar despiertos en clase. Algunos niños incluso descubren cómo compensar su condición y no muestran ningún problema académico, pero pueden experimentar ansiedad o depresión más adelante.

En última instancia, el número de víctimas que el TDAH puede afectar a un niño es enorme. Esta condición puede afectar la autoestima de un niño y conducir a un comportamiento de riesgo. El tratamiento es vital.

¿Típicamente cómo se presenta el autismo?

El autismo es una condición heterogénea que afecta a casi el 3 % de los niños en los EE. UU. Es importante recordar que el autismo afecta a todos de manera diferente, por lo que nos referimos a él como «trastorno del espectro autista». Algunos niños se presentan como si estuvieran en su propio mundo y otros niños con autismo hablan a tiempo y alcanzan todos los demás hitos del desarrollo a tiempo. Pero el denominador común de todos los niños con autismo es que luchan con la comunicación social y las interacciones recíprocas y tienen dificultades para interactuar con otros niños. Ejemplos de esto incluyen leer mal o ignorar las señales sociales y tener dificultades para establecer o mantener el contacto visual.

¿Cómo pueden los padres y cuidadores saber cuándo el niño superará un comportamiento cuando crezca, en lugar de uno que requiera la ayuda de un experto?

Hay muchas áreas grises. El mejor enfoque es mantener una estrecha comunicación con la escuela sobre la intensidad de la preocupación y cómo cambian las cosas con el tiempo. Si sigue apareciendo la misma inquietud, continúe comunicándose con el pediatra. EC

Con información del centro de noticias del Cedars Sinai

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