“Me muevo muy bien entre tipos duros”

Tendencia o simple precaución, Elsa Pataky ha sabido mantenerse firme en su propósito de que nadie invada su mundo personal. Su secretismo no llega a los niveles de su colega y compatriota Penélope Cruz —también vecina de la ciudad de Los Angeles—, pero maneja con destreza las cuestiones que tienen que ver con su existencia lejos de un estudio de cine o de un set de televisión.

Puede que por eso diga contundente que su boda con el australiano Chris Hemsworth “fue perfecta, precisamente por el hecho de que nadie supo lo que estaba pasando hasta muchos días después”. Sí se supo que fue en diciembre en una isla, como Cruz y Javier Bardem, pero al otro lado de mundo, en Indonesia, para después pasar la luna de miel en una isla en el sur de Australia, donde su marido se crió junto a sus padres y sus dos hermanos.  

“Lo que pasó es algo entre nosotros de lo que no pienso hablar”, dice Pataky contundente. “En realidad la prensa no me persiguió en absoluto porque no sabía dónde sería ni nada de nada. Hasta ahora he conseguido eso precisamente, mantener mi vida privada en privado”, afirma satisfecha.

De lo que no tiene problemas en hablar es sobre su vida en Los Angeles, una ciudad a la que se mudó hace más de cinco años en busca de ampliar su carrera cinematográfica tras sus éxitos en la televisión española. “Me encanta vivir aquí porque el clima me permite hacer lo que más me gusta, practicar deporte al aire libre y disfrutar de la playa”.

De momento, se dedica a promocionar su último trabajo americano, “Fast Five”, la quinta parte de una saga de coches ‘tuneados’ y tipos duros musculosos en el que hace de una agente de policía latina. “La verdad es que es un tipo de papel que me encanta, por ser una policía brasileña fuerte y con mucho carácter que se sabe manejar en un mundo de hombres. Es una tía inteligente y orgullosa. En eso se parece un poco a mí el personaje”, dice riendo por su falta de modestia.

Además de haber trabajado con Dwayne Johnson y con Vin Diesel, el papel en la franquicia de presupuesto millonario, le ha servido a Pataky para mostrar su lado menos conocido. “Debo confesar que se me da bien moverme entre tipos duros”, asegura con humor de nuevo. “Siempre he sido muy machota. Todo el mundo piensa todo lo contrario, que soy muy delicada y femenina, pero para nada. Me encantan los deportes, la adrenalina, la velocidad. Llevo conduciendo motos desde los 16 años. El mundo masculino se me da bien”.

También cuenta orgullosa que no tiene problema en cambiar una rueda si se le pincha en medio de la ciudad, pero que lo suyo son las motos. En eso se gasta más dinero que en coches, aunque Los Angeles no sea una ciudad muy habituada a esa clase de transporte. “Aquí son más cautos y hay más espacio para los motoristas que en España. Se puede disfrutar de las motos”. Y en el garaje, guarda un deportivo descapotable. “Ahora tengo un Pontiac Solstice que es pequeño pero que corre bastante. Es mi pequeña balita”.

Su vida lleva años discurriendo a altas velocidades y con Hemsworth en el menú no hará otra cosa que acelerarse. A Pataky, parece, le va la marcha, pero en privado. EC

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