Graduados en el camino recto

Admiten, eso sí, que nunca lo hubieran conseguido de no ser por el “Boys & Girls club de San Pedro”, un club de apoyo que lleva 71 años prestando asistencia educativa y atención a jóvenes adolescentes que sueñan con tener una carrera universitaria. Con el empeño de profesores y voluntarios que ayudan actualmente a 610 adolescentes —145 de ellos en el Doceavo Grado—, se ha logrado que descienda de forma considerable el número de estudiantes que abandonan sus estudios antes de tiempo. Sólo en 2008, un 93 por ciento de los miembros del club accedieron a estudios superiores
 
EstudiantesFrederick López será uno de ellos en pocos meses, alcanzando un sueño impensable para sus padres cuando emigraron desde México hace décadas. Será el primero de su familia en ir a la universidad después ha haber sido aceptado en varias de las más prestigiosas de todo el país y a la espera de conocer la respuesta de otras dos: UC Berkeley y UCLA.   
 
Tiene clara su meta. “Quiero ser cardiocirujano para poder ayudar a los demás, ayudar a otros que no tienen la habilidad. Quiero tener un impacto”, explica López.
 
El joven explica que en algunas zonas de San Pedro la tasa de fracaso escolar es superior al 40 por ciento, una cifra récord en todo Los Angeles de acuerdo a los datos del Departamento de Educación de California. “Debería haber más centros como este club porque la presión por caer en violencia, drogas y pandillas es demasiado fuerte”, explica. 
 
Noe Preciado, hispanic, latino, studentNoé Preciado, también de origen mexicano, recuerda que en el colegio que estudió una de sus profesoras contaba cómo su propio padre, un ex alumno del centro, acudía no a estudiar matemáticas sino a aprender a que no le disparasen. “Mi padre apenas estudió para leer y escribir, así que no me puede ayudar mucho”, dice. 
 
La madre de Noé aún trabaja en el colegio donde estudió su hijo, por lo que sabe que las cosas no han cambiado mucho. “Me gustaría poder contar que sí, pero lo cierto es que la tendencia sigue igual. Quiero ver más gente que pueda seguir mi camino”, explica. 
 
Ricardo Romero, latino, hispano, estudianteRicardo Romero, que nació en México y emigró a los 6 años, también quiere ser arquitecto como su amigo Noé. Es el más tímido de los tres, aunque bajo su aspecto de niño frágil e inseguro hay un presunto genio de las matemáticas y la ingeniería, un futuro triunfador. Hace poco tuvo una entrevista con la Universidad de Harvard y durante años ha estudiado en el centro para Jóvenes Talentos de la Universidad John Hopkins. Casi nada.
 
“La gente no esperaba demasiado de nosotros y aquí estamos”, dice Ricardo. 
 
Con suerte, podrán contar con el tiempo, cómo pasaron de un barrio deprimido a ser la envidia del vecindario, futuros empresarios de grandes salarios, todo un ejemplo a seguir para los que creen en el camino recto.

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