El equipo de los Dodgers arranca el “Clásico de Otoño” ante unos Astros que buscan el primer título de su historia
La Serie Mundial regresó a Los Ángeles. No lo hacía desde hace 29 años cuando los Dodgers conquistaron su sexta corona ante los Atléticos de Oakland. Ha sido una larga espera para una escuadra con historia.
Pero ese momento ya llegó, aunque en las calles no se siente todavía el ambiente de fiesta que esto supone. Esperemos que todo cambie cuando este martes se ponga en acción el primer partido de la serie ante los Astros de Houston.
Serán dos encuentros en Los Ángeles y luego viajarán a la casa de los Astros para los siguientes tres. Regresan a California si es necesario. Los Dodgers esperan repetir la dosis que le dieron a los Cachorros. Están encarrilados y abren en casa.
El equipo de casa llega con un plantel sólido, con una combinación de experiencia y juventud que ha dejado buenas sensaciones, y con un sistema de defensa que ha respondido en los momentos de mayor apremio. Pero los Astros aparecen con una ofensiva letal, un pitcheo superior en el papel y que ha ido de menos a más. Les costó trabajo derrotar a los Yanquis, pero eso los ha dejado muy motivados; encima, está el hecho de que estarán buscando su primer título de Grandes Ligas.
La sequía de campeonatos es también el acicate para los Dodgers. Desde 1988 no celebran con champán. Saben que este es el paso decisivo y que para repetir la misión es harto complicado. El Chavez Ravine tendrá que hacer su trabajo, alentar a sus huestes y clamar por un triunfo. Es la fiebre de la Serie Mundial que esta vez llegó a Los Ángeles. EC