Con un 3-0 contundente y con un Messi imparable, la selección de Argentina fue muy superior a una Croacia irreconocible
Messi, siempre Messi. El capitán de Argentina se echó el equipo al hombro y lo llevó a ganar un partido determinante por 3-0 contra Croacia para llegar a la gran final por la Copa del Mundo, una cita que solo está reservada para los dos mejores.
Contrario a lo que se esperaba, que sería una prueba de fuego para los argentinos contra una selección de Croacia dura, rocosa y resistente, los de Scaloni desnudaron poco a poco las carencias de los balcánicos y se fueron asentando en la cancha para avanzar metros y hacerse del control del partido.
El esquema cambió de lo que se vio contra Países Bajos, Argentina pasó de línea de 5 a línea de 4 con un solo cambio, Tagliafico en lugar del “Huevo” Acuña. Arriba repitieron Messi y Julián Álvarez, y con eso les bastó a los sudamericanos para crear varios dolores de cabeza a los defensores croatas que, por su lado, no fueron capaces de llevar peligro a la meta de Martínez.
El primer tanto argentino llegó por una dudosa falta del portero dentro del área contra Álvarez. El juez de cancha decretó penalti y Messi se encargó de ejecutar la sentencia, pero no lo hizo como contra Países Bajos, esta vez sacó la bazuca con mira telescópica para batir a Livakovic. El misil no lo paraba nadie. Cinco minutos después y luego de un veloz contragolpe, Julián Álvarez tomó un balón en velocidad y se fue a bayoneta calada contra todo lo que se le paraba enfrente, con tan buena suerte que dos rebotes lo dejaron solo contra el portero y solo tuvo que empujarla para el 2-0 del primer tiempo.
El genio frota la lámpara
En la segunda etapa se vio la misma tónica, con una Argentina segura y atenta, y con una Croacia chata y sin respuesta. El tercero se veía venir y llegó a minuto 69 con una jugada personal de Messi por lado derecho que dejó dando vueltas al central Gvardiol que, con todo y máscara no pudo detener al genio de Rosario que le dejó el balón servido en bandeja de plata a Álvarez, que marcó su segundo tanto, el tercero en la frente de Croacia que ya para entonces estaba entregada a su suerte.
Argentina regresa a una final desde 2014 cuando cayó por la mínima ante Alemania. El domingo tiene ante sí la oportunidad de oro para levantar otra copa, una más en el historial de una selección que siempre está en los primeros planos y que llega convencida de ayudar a que Messi se retire como campeón del mundo, la única meta inconclusa que le falta para ser inmortal. EC
