Es la protagonista de “The Good Lie”, la historia de tres refugiados sudaneses acogidos por un trabajadora social
Dicen las veteranas del gremio que encontrar buenos papeles es cada vez más complicado en Hollywood, pero que con suerte y la suficiente dosis de paciencia llegan roles como el que ha firmado Reese Witherspoon en “The Good Lie”, una historia de profundo trasfondo humano con el que la actriz de 38 años parece haber vuelto a la senda del drama.
Witherspoon hace el papel de Carrie, una trabajadora social, soltera y con muchas dosis de personalidad que decide acoger a tres refugiados sudaneses que llegan a Estados Unidos huyendo de las atrocidades de la guerra que sacudió su país entre 1985 y 2005. Entre ellos se establece una relación entrañable y muy significativa que la lleva a ayudar a traer a una de las familiares, una joven africana que debe superar numerosas barreras burocráticas.
Se trata de un drama escrito por Margaret Nagle y basada en hechos reales, extraído del drama que surgió de la historia de “Los niños perdidos de Sudán”, grupos de huérfanos que sufrieron la guerra en su país. Más de 2,5 millones de ellos perdieron la vida a consecuencia de las matanzas entre grupos étnicos, pero algunos de ellos tuvieron la suerte de ganarse una lotería de inmigración y viajar hacia Estados Unidos en busca de una nueva vida.
Ahí es donde se encuentran con Carrie, que les acoge en su casa y les trata de conseguir un trabajo en su proceso de adaptación a la primera potencia mundial, un rol que muchos consideran podrían ser material de Oscar para la actriz de Louisiana.
Es un trabajo que le llega casi 10 años después de que se hiciera con la estatuilla de la Academia de Hollywood por su trabajo en “Walk The Line”, una cinta biográfica sobre la vida de Johnny Cash que protagonizó junto a Joaquin Phoenix.
Para Witherspoon significa además el dejar atrás de forma momentánea los papeles más comerciales en los que suele hacer de mujer objeto de un romance previsible. EC
