Con el verano llegan las actividades acuáticas. Pero también es cuando hay que estar más alerta con los accidentes en el agua, especialmente con los niños que no saben o apenas están aprendiendo a nadar.
El primer paso para evitar que los pequeños puedan ahogarse es colocar todas las barreras necesarias, ponerles un salvavidas y tenerlos bajo estricta supervisión en todo momento. Beatriz Gastón Skeen, maestra de natación con 30 años de experiencia, ofrece tres medidas básicas para evitar que un accidente pueda ser fatal:
1. Enséñeles a aguantar la respiración. La mayoría de los expertos señala que la edad entre 2 y los 6 años es la etapa ideal para enseñar a nadar a los niños, pero mucho antes de eso podemos prepararlos para relacionarse con el agua y aprender a aguantar la respiración en caso necesario. La maestro Gastón tiene un video titulado “A nadar con la maestra Beatriz”, donde enseña a los niños cómo sostener la respiración si caen accidentalmente en una alberca.
2. Entrénelos para que puedan alcanzar la orilla. La experta explica que los niños no aprenden a nadar hasta los 2 ó 3 años, pero “aún cuando el bebé no aprenda a nadar, si sabe aguantar la respiración y llegar al borde de la alberca, esto le daría a cualquier adulto la oportunidad de encontrarlo, salvándole la vida o evitándole daños cerebrales”.
3. Mientras más pronto, mejor. “Mientras más temprano se les acostumbre a sentirse cómodos en el agua será más fácil enseñarles a nadar, pero no nunca debemos perderlos de vista. Los niños no saben salvarse solos hasta que ya tienen unos 3 años, que es cuando pueden voltearse para nadar y tratar de alcanzar la orilla de la piscina si llegaran a caerse”. EC
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