Riesgos de los espasmos infantiles

Lo que deben saber los padres sobre este raro trastorno convulsivo

Si un bebé comienza a cabecear intensamente varias veces y sin interrupción después de la siesta y luego esos episodios se producen con más frecuencia y duración varias veces al día, podría tratarse de una convulsión. Algunos niños menores de dos años pueden padecer de una forma rara de convulsiones que no se detectan fácilmente, pero que pueden tener resultados devastadores.

El trastorno se conoce como Espasmos infantiles (EI), y en ocasiones también se le da el nombre de Síndrome de West, un raro padecimiento convulsivo que, según la Fundación de Neurología Infantil, afecta cada año a uno de cada dos mil infantes y niños aproximadamente en los Estados Unidos. Usualmente, los EI se producen por primera vez en bebés de 4 a 6 meses, pueden ocurrir potencialmente en niños hasta de dos años, y se atribuyen erróneamente a reflejos normales de sobresalto, reflujo o cólicos, un problema común en los recién nacidos, ilustrado por un ataque de llanto y aparentes dolores abdominales.

Numerosos niños que padecen los EI nacen con buen estado de salud, y continúan así hasta que comienzan los espasmos, que resultan difíciles de detectar, o pueden hacerse más obvios al incrementar su frecuencia y duración. Cada episodio dura uno o dos segundos solamente, y se produce a menudo en grupos que pueden prolongarse varios minutos.

Señales claves para su detección:

* Cabeceos repetitivos al frente o hacia delante y atrás.

* Inclinación del tronco hacia delante cuando está sentado.

* Levantamiento de las rodillas cuando está acostado.

* Extensión o rigidez del cuello, tronco, brazos y piernas.

* Cruce de los brazos como si estuviera abrazándose.

* Empuje de los brazos a los lados, con los codos doblados.

«Es vital hablar con el pediatra del niño en cuanto note espasmos o conducta anormal,» aconseja el Dr. James W. Wheless, jefe de Neurología Pediátrica del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Tennessee. «En caso de que se le diagnostique la enfermedad al niño, es importante someterlo a tratamiento lo antes posible.»

En la actualidad, la enfermedad se puede tratar con dos medicamentos aprobados por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA). Para más información, visite www.childneurologyfoundation.org. EC

Con información de Brandpoint

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