En el primer año de vida, es necesario que el pequeño sea alimentado con leche materna hasta que pueda ingerir jugos, verduras y cereales, para complementar su alimentación. Al finalizar el año comerá de todo y su aspecto denotará una piel sana, mejillas rosadas y buen peso para su talla.
La falta de apetito
¿Que sucede si el niño no desea comer? La causa generalmente está en que se lo ha acostumbrado a comer golosinas y postres; por lo tanto preferirán los alimentos dulces y no la comida diaria. Más tarde, cuando llega la época del jardín de infantes, la madre coloca en la lonchera refrescos artificiales, galletas, dulces, etc. Como consecuencia, el consumo elevado de carbohidratos hace que el niño no quiera la comida nutritiva, como huevos, queso, leche, carne, verduras, ensaladas, cereales y sopas. Entonces, se recurre a todas las vitaminas que existen en el mercado para lograr que el niño coma. Pero ésta no es la solución, las pastillas nunca deben reemplazar a las comidas.
Evitar el exceso de golosinas
Desde los primeros años de vida, la madre debe proporcionar a los pequeños abundantes frutas, refrescos naturales, miel de abeja y alimentos proteínicos como leche, carne, pescado, aves, ensaladas de vegetales, en general. Las golosinas son perjudiciales. Recuerde que el crecimiento y desarrollo intelectual y físico depende de la alimentación que proveemos a los niños. De esa manera se pueden eliminar algunos problemas de salud, como las continuas gripes, las lesiones bronquiales, la baja talla y peso, las caries, la desnutrición y el bajo rendimiento escolar, entre otras consecuencias colaterales. Los dulces son sabrosos, pero, por favor no exageremos.
La salud de los hijos depende de los padres, de su buen criterio para seleccionar y administrar alimentos adecuados. Así, habrá cada vez niños sanos , robustos, con un peso adecuado y fuertes para afrontar mejor los rigores de la vida. Recuerde esta vieja frase: Dime lo que comes y te diré quién eres. Alimente bien a sus hijos y mañana verá los resultados.
