Liam Neeson es de nuevo un ex agente de la CIA en una misión complicada por salvar su honra
Lo que parecía una película destinada al fracaso se ha acabado por convertir en una franquicia de éxito, un fenómeno a nivel mundial que llega a su final con la tercera parte, una «Taken 3» dirigida por Olivier Megaton y protagonizada por Maggie Grace, Famke Janssen y Forest Whitaker, de estreno el 9 de enero en Estados Unidos.
En esta ocasión, la aventura de Brian Mills, el ya conocido ex agente de la CIA, tiene que ver con limpiar su nombre, después de ser acusado de un asesinato que no ha cometido. Para ello deberá encontrar al verdadero asesino con su particular cantidad de habilidades, mientras es perseguido y acosado.
La tercera entrega de la saga es el final de la consagración para Neeson, que, de acuerdo a los críticos, comenzó a convertirse en una estrella de la acción con esta franquicia.
«Taken», el concepto escrito por Luc Besson y Robert Mark Kamen, le ha otorgado la versatilidad suficiente para que después le hayan contactado otros directores para hacer largometrajes en la misma línea, como ha sido el caso de Jaume Collet-Serra con «Unknown» y «Non-Stop».
Interesante también resulta el hecho de que el actor norirlandés empezó a hacerlas coincidiendo con la muerte de su mujer, la también actriz Natasha Richardson, hija de la actriz Vanessa Redgrave. El súbito accidente de esquí que acabó con la vida de su esposa durante 15 años llegó dos meses después del estreno de la primera parte de «Taken».
Sorprendentemente la cinta se convirtió en un éxito, recaudando 226.8 millones de dólares a nivel mundial, más que suficiente como para que se hiciera la segunda parte en 2010. Desde entonces, Neeson ha sido el protagonista de una docena de ese tipo de filmes menos habituales para él.
Es un mercado que no solo le ha otorgado la etiqueta de actor versátil, sino que le ha significado grandes ingresos. Con «Taken 3» se ha hablado de un salario en torno a los 20 millones de dólares. Todo ello con 62 años de edad, momento atípico para empezar a hacer escenas de gran exigencia en el aspecto físico. EC