“Escuchar las historias de horror de mujeres que perdieron a sus bebés (por recibir la vacuna) me hicieron no tomar el riesgo”, escribe Katie Leeming, una joven madre de 22 años que perdió a su pequeña recién nacida tras contagiarla de Covid-19.
A mediados de año, Katie quedó embarazada. Tendría una niña a quien nombró Ivy-Rose Court y esperaba que todo marchara con normalidad.
Durante la época, lidió con la duda de si debía vacunarse o no contra el Covid-19 en pleno embarazo.
Es decir, había mucha evidencia y recomendaciones de expertos médicos que aseguraban que las mujeres embarazadas estaban a salvo de recibir la vacuna.
Por otro lado, cada vez encontraba más y más testimonios de futuras madres que relataban “historias de horror” de cómo habían perdido a sus bebés.
“Leí sobre la vacuna en grupos de embarazo. Una mujer dijo que recibió la vacuna y que su bebé había muerto la semana siguiente”, dijo.
Al final, Katie prefirió no recibir la dosis durante el embarazo para no arriesgar la salud de su niña no nacida.
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La madre sin vacunar contrae Covid-19
A principios de octubre, la joven madre de 3 hijos comenzó a sentir síntomas similares a los del Covid-19. Una prueba PCR confirmó que se había contagiado.
Los primos días fueron relativamente tranquilos. Katie cuenta que se sentía “absolutamente bien” y todo parecía ir bien. Si embargo, a la semana siguiente comenzó con taquicardia.
Aquel día, Katie no pudo sentir a su bebé moverse. Por ello, decidió ir al hospital y notificar a su médico sobre la situación.
Una vez en la clínica las noticias no mejoran: “Me dijeron que los latidos de mi bebé no eran como se supone que debían de ser, y tenían que sacarla ahí y en ese momento”.
Con 26 semanas de embarazo, Katie tuvo que dar a luz a la pequeña Ivy-Rose, quien llegaba a este mundo 14 semanas antes de lo previsto.
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“Cinco días después, ella (su hija) contrajo Covid, ahí (su salud) comenzó a deteriorarse”.
El 21 de octubre los médicos le dijeron que la salud de su hija estaba empeorando rápidamente y debían estar con ella porque no estaban seguros si sobreviviría la noche.
Al día siguiente recibieron otra petición: apagar el sistema de vida que la mantenía agonizando.
“A las 11 de la noche (los médicos) me dijeron que mucho daño se había hecho. Lo más humano por hacer sería dejarla ir. Nos dieron unas horas para tomar su mano y estar con ella”.
“¿Hubiera cambiado algo?”, se pregunta Katie
“No sé si hubiera hecho una diferencia o no. He tenido pensamientos al respecto. ¿Qué tal si la hubiera tomado?, ¿estaría ella aquí hoy?, ¿qué si es mi culpa?”, lamentó.
Katie reflexiona que, incluso vacunada, pudo haber contraído Covid-19. “Entonces, si hubiera tomado la dosis y algo pasara de cualquier modo, habría culpado a la vacuna”.
Devastada por la pérdida de su hija recién nacida, Katie ha tenido que intentar sobreponerse a las diferentes etapas del duelo.
“He pasado de sentirme completamente aturdida, de sentirme como si nada hubiera pasado y esperara sentir a mi bebé moverse dentro de mí porque debería seguir embarazada a estar con el corazón roto por cómo pasaron las cosas. Estoy devastada”, relató. Asista a una de las dos clínicas móviles esté sábado 6 de noviembre, una de ellas ofrece vacunas para niños de 5 a 11 años de edad
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Un funeral con flores y carruaje
Para honrar la breve vida de Ivy-Rose, Simone Threlfall -amigo de Katie- comenzó una recaudación de fondos para costear los gastos de funeral.
“No hay nada que podamos hacer para arreglar las cosas. Todo lo que podemos hacer es ayudar. Katie nunca pediría ayuda, pero cuando le conté sobre la recaudación de fondos, se sintió aliviada. Es como si le quitaran un peso de encima. Es algo tan pequeño, pero que puede significar tanto”, escribió.
Katie y su pareja esperan poder preparar una despedida espectacular para su hija con flores y un carruaje.
