Mi madre y yo nunca fuimos tan unidos. Aun así, me ha costado un par de años -entre caídas y tropiezos- empezar a dar los primeros pasos para superar su muerte.
Como muchos, alguna que otra vez llegué a preguntarme qué se siente perder a mi madre y cómo podría estar preparado para ese momento.
Por más de 15 años tuve estos momentos de “entrenamiento mental” para ser fuerte y poder afrontar y superar la muerte de mi madre.
Y de pronto, sucedió y descubrí que todos mis años mentalizándome para el hipotético caso no habían servido de nada.
Es como prepararte con semanas de anticipación para un gran examen solo para descubrir que te cambiaron todas las preguntas. Ahora estás frente a una hoja en blanco y no sabes cómo llenarla.
Sí, justo ese nivel de ansiedad y estrés fue como se sintió cuando no supe cómo reaccionar. Después llegó la pena, la tristeza y un desfile de melancolía de todos los colores y formas.
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Las 5 fases del duelo en la muerte de mi madre
Las siguientes 5 fases han sido identificadas por la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. En cada persona pueden presentarse de mayor a menor medida.
Negación
La negación no es esta escena melodramática de las telenovelas en las que la cámara enfoca con un horrible zoom a alguien que no deja de gritar: “¡No, no, no, no. No puede ser!”.
Esta fase, de acuerdo con Kübler-Ross, puede ser más sutil y presentarse de manera difusa o abstracta.
La negación -en algunos casos- no es agitar la cabeza y repetir “no” hasta el cansancio. Es, más bien, una sensación de no estar presente. O estar enterado de toda la situación y, aun así, estar en un estado de stand by o en alguna especie de modo espectador de nuestra propia vida.
Ira
Casi a la par de la negación, aparecen las primeras emociones. Es difícil poner palabras para explicar esos momentos, a lo que la psiquiatra denomina como sentimientos de ira e impotencia.
Esta etapa varía según el contexto. Por ejemplo, hay quienes tienen sentimientos de frustración por no poder hacer algo o que los médicos no hicieran lo suficiente.
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Negociación
Llegado a este punto, comenzamos a contactar con la realidad de la pérdida. Y, al mismo tiempo, suele ocurrir una especie de lucha interna para explorar situaciones que puedan revertir el resultado.
Esta fase puede ocurrir, por ejemplo, cuando diagnostican cáncer o alguna enfermedad terminal e intentamos buscar otras alternativas.
Depresión
Pena, nostalgia, tristeza y una tendencia al aislamiento social es lo más común en esta fase. Podrían pasar semanas, meses e incluso años sin que nos demos cuenta que seguimos atrapados en esta etapa del duelo.
Pensar que hemos “completado el tutorial de depresión” porque ya no sentimos nada es un gran engaño hacia nosotros mismos.
La sensación de vacío suele ser peor que la de tristeza y nos consume más. Es esta otra de las tantas caras de la depresión.
Ser conscientes de nuestro dolor y vivir a pesar de ello es la única manera en la que podemos empezar a superar la muerte de una madre.
Aceptación
Creer que hemos aceptado la pérdida solo porque lo repetimos frente al espejo no quiere decir que lo hayamos hecho.
Esta fase también suele ser abstracta, dependiendo del contexto o tipo de persona. Hay quienes suelen exteriorizar cualquier emoción y para ellos podría significar poder decirlo en voz alta.
No obstante, hay quienes tienen un contacto más íntimo con sus emociones y sentimientos y necesitan del tiempo a solas o de un proceso diferente.
Las cicatrices dejarán huellas en nosotros aunque apretemos con fuerza las puntadas en una herida.
No debemos negar o aislar todo recuerdo para no empezar a llorar. Debemos poder seguir con nosotros mismos sin que la cicatriz vuelva a abrirse.
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