¿Dónde están las medallas?

Después de una semana de competencia México no ha podido subir a ninguno de sus atletas al podio

Ganar una medalla en los Juegos Olímpicos es harto complicado, por eso hay que celebrar en grande cuando cae alguna, aunque sea de bronce, sobre todo cuando se la lleva un país que lleva pocos atletas o que no es precisamente uno de los favoritos. No todos son como los estadounidenses o los chinos, que ganan medallas por racimos.

¡Qué trabajo le está costando a México poner su nombre en el medallero! Ni en fútbol, ni en clavados, ni en tiro con arco, tres disciplinas que significaron preseas en Londres 2012, repitieron laureles. Todavía faltan deportes como el taekwondo, la marcha y el maratón para seguir suspirando y evitar irse en blanco, algo que no sucede desde Amsterdam 1928.

¿Qué pasó? Pues que mientras que en el país azteca no se siga fomentando la cultura deportiva con apoyo de verdad, los resultados seguirán siendo pobres. Las que se han ganado en competencias anteriores han sido en su mayoría gracias al esfuerzo propio. Y si no hay instalaciones, estipendios, equipamiento y atención de parte de las federaciones para con los atletas, pues está canijo exigir resultados.

Algunos dicen que la sequía de medallas es como un reflejo de una sociedad carcomida por la corrupción, donde el amiguismo, las palancas, las influencias y el nepotismo son las mejores vías no solo para destacar, sino hasta para sobrevivir; una sociedad en la que cada uno ve por sus propios intereses sin importar a quién se llevan entre las patas. Total, no hay que rendirle cuentas a nadie y con un poco de tiempo todo se olvida porque el próximo escándalo terminará por tapar lo que hoy es noticia. ¿Y el deporte? Bien, gracias, que se rasquen con sus propias uñas.

Ni hablar, seguiremos viendo cómo los estadounidenses y los chinos se llevan de calle los Juegos Olímpicos, mientras otros, específicamente los equipos latinoamericanos, convierten una proeza en uno de los tres metales en disputa. Vamos, México, que todavía hay esperanzas. EC

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