Como padres debemos comenzar por llenar nuestra cocina de alimentos reales y descartar la comida ultra procesada de los menús infantiles
Por el Dr. Carlos Jaramillo
Como padres vivimos tomando las peores decisiones para nuestros hijos al comprarles cereales en caja, golosinas y yogures llenos de colorantes, azúcares y sabores artificiales, entre otras cosas; pero además, cuando vamos a un restaurante lo primero que nos ofrecen es los menús de niños, como si la comida de los niños tuviera que ser distinta a la de los adultos. Lo sorprendente es que al mirar este menú descubrimos que está compuesto de ultra procesados y comida rápida como hot dogs, nuggets y hamburguesas.
Esto ocurre porque desde que nacen los chicos están bombardeados con una hiper palatabilidad de los alimentos, desde la misma leche formulada con exceso de azúcar y de sabor dulce hasta los yogures y cereales. Todo esto hace que los niños nunca conozcan el gusto de un cereal integral o de un vegetal, que claramente tienen menor calidad de sabor porque a eso sabe verdaderamente la comida.
Nosotros somos responsables de no haber tomado las mejores decisiones en el día a día y eso ha conseguido que los más pequeños pierdan completamente el gusto por la comida casera, y cuando salimos a un restaurante lo único que van a buscar es lo mismo de siempre.
Debemos comenzar por llenar nuestra cocina de alimentos reales y descartar la comida ultra procesada. Seguramente llevará algún tiempo para que los más pequeños se acostumbren a los sabores reales, pero es algo muy importante para su salud.
Continuar en el mundo del menú infantil y de los ultra procesados genera toxicidad en el cuerpo y una alteración en la microbiota, o sea, de todos los microorganismos intestinales que son positivos y necesarios para el sistema inmune.
Entender que el menú infantil es el mismo que el del adolescente y del adulto va a lograr que los niños dejen de estar expuestos a productos que pueden llegar a producir cáncer, enfermedades autoinmunes, problemas en la piel y mayor susceptibilidad a tener infecciones crónicas. EC