“Nuestros cerebros normalmente hacen estas asociaciones entre cosas que apoyan la existencia e indicadores ambientales, señales que nosotros asociamos con el éxito”, dijo Dani. “El cerebro envía una señal de recompensa cuando actuamos de una forma que contribuye a nuestro bienestar”.
Dani también aseguró que la nicotina requisa este proceso de aprendizaje subconsciente, y la persona comienza a comportarse como si fumar fuera una acción positiva.
De esta manera, eventos asociados con fumar pueden convertirse en señales que urgen a fumar. Estas señales incluyen alcohol, comidas con amigos, o incluso conducir a casa después del trabajo. Es por eso quizás que cuando una persona va a un bar siente más impulso de fumar, debido a los recuerdos que se han generado en su mente.
Para estas conclusiones los investigadores analizaron el comportamiento cerebral de ratones al exponerlos a nicotina. Los roedores fueron colocados en dos compartimentos; los de un grupo recibieron nicotina, mientras que los otros se les suministraron sustancias salinas o suero.
Los investigadores después analizaron cuánto tiempo los grupos permanecían en cada espacio. También grabaron la actividad en el hipocampo, y las áreas en el cerebro donde se crean recuerdos.
Según Dani, el cambio en la actividad cerebral fue muy alto: “Comparado con las inyecciones salinas, la nicotina reforzó las conexiones de las neuronales hasta un 200 por ciento. Este refuerzo conlleva a una nueva formación de memorias o recuerdos”, dijo.
El estudio demostró que los ratones aprendieron a permanecer más tiempo en los compartimentos donde la nicotina fue administrada, a comparación del compartimiento donde recibieron agua salina.
Según el investigador, estos hallazgos podrían ayudar a futuras investigaciones y tratamientos para los desórdenes de la memoria como el Alzheimer y la enfermedad del Parkinson.
Información proporcionada por ConCiencia News