La transformación que hizo campeón a Santos

El equipo de la Comarca Lagunera pasó del suelo al cielo en unos cuantos partidos, ¿cuál fue la razón de este cambio?

El partido de ida de la final del fútbol mexicano me ilusionó, me hizo sonreír y creer que la pasión por ganar no ha muerto, que los equipos aburguesados y resultadistas no tenían cabida en este mini torneo llamado liguilla. La demostración de Santos fue contundente ante unos Gallos Blancos que se llevaron cinco pepinos en la canasta.

A media temporada Santos era un zombie que luchaba por mantenerse con vida. Se decía que los días de Pedro Caixinha estaban contados, pero una serie de resultados en la última fecha puso a los Guerreros en la fiesta grande, luego ya nadie los pudo parar.

El duelo con Querétaro tuvo a un héroe llamado Javier “Chuletita” Orozco, autor de cuatro de los cinco goles que valieron el título. Pero hay otros factores que ayudaron a que el equipo funcionara a toda su capacidad. El artífice principal es Caixinha.

Después de dos años le dio resultado esa nueva forma de trabajar que implementó el portugués y que se traslada no solamente a los partidos sino al desarrollo y educación de los integrantes del equipo, quienes tienen un horario de trabajo de ocho horas en las que llegan, desayunan, entrenan, ven videos, hablan de táctica, comen y siguen trabajando en las instalaciones del plantel.

Pero también está la forma de ver el fútbol del estratega. Entrega total. Correr y presionar los 90 minutos. Acosar y ahogar al rival en cada sector del terreno. Nunca dejar de atacar.

Otra cosa es el talento de sus jugadores. Marchesín fue un acierto total en el arco. Izquierdoz es un líder nato en la defensa. Abella y Aldrete son impasables en los laterales. Iván Calderón resurgió en su doble labor de contener y organizar. El “Pulpito” es atrevido e incansable. Rentería tiene habilidad y juventud y el “Chuletita” despertó cuando más se le necesitaba. Punto y aparte merece Djaniny Tavares, un desconocido que llegó a la Comarca para revolucionar el ataque santista. El de Cabo Verde es letal por su velocidad y su claridad de juego. Todo lo hace parecer fácil.

La ambición de Santos tuvo su premio. Cuando otros lo entiendan de esta forma el fútbol volverá a ser un gran espectáculo, al menos en México. EC

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