El desmoronamiento de la FIFA

La justicia arrincona a Joseph Blatter por un escándalo de corrupción que está enlodando a la cúpula del organismo que maneja el fútbol mundial

El máximo dirigente de la Federación Internacional de fútbol Asociado (FIFA) no salió limpio del escándalo de corrupción que remeció al organismo el pasado mes de mayo. Joseph Blatter, está siendo investigado penalmente por la fiscalía suiza por gestión desleal y apropiación indebida.

Todo era cuestión de tiempo. No era posible que el señor Blatter no se viera salpicado por tanto lodazal que había a su alrededor; tampoco nadie se traga el cuento de que no sabía nada de lo que estaba sucediendo en casi cuatro décadas de estar al frente del organismo.

El que quiere ocupar la silla de la presidencia en la FIFA es Michel Platini, pero el francés tampoco se ha salvado de los cuestionamientos y las sospechas. El también está siendo interrogado, aunque como testigo por haber recibido pagos desleales de Blatter hace más de diez años. ¿Quién se salva?

Cuando el dinero entra a carretadas, muchas veces se pierde el control y crece la ambición. Surgen componendas, compadrazgos y tratos en lo oscurito que dejan millones en las cuentas de unos cuantos. Lamentablemente todo esto ocurrió alrededor del fútbol, un deporte que elimina fronteras y que hermana pueblos y naciones, aunque los que lo gestionen terminen por aprovecharse de todo lo que genera en recursos.

Con la mayoría de los peces gordos acusados o bajo sospecha de corrupción, ¿quién tomará las riendas de la FIFA? ¿Habrá alguno que no se haya manchado las manos con dinero o con manejos ilícitos? ¿Está en peligro el Mundial de Catar?

Aunque el Comité Ejecutivo de la FIFA acaba de avalar que sigue en marcha la realización del Mundial del 2022, prevista para jugarse del 21 de noviembre al 18 de diciembre, por el calor del desierto catarí, hay que ver si no termina por caerse en la sospecha de que la designación del país sede fue amañada.

Lo sano sería exigir que haya una limpia total en la FIF , que se barra toda la suciedad que se ha ido acumulando durante tantos años y que luego se trabaje honesta y cabalmente. Soñar no cuesta nada, pero al menos ya se está haciendo algo para derribar a un gigante que se creía intocable. EC

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